Para estos dias en los que las cosas no estan tan bien, se me ocurrió escribir esto y compartirlo con vos.
Es mi forma de acompañarte.
Hoy elegí no enojarme,
a pesar de mis miedos e inseguridades.
Hoy elegí no enojarme,
a pesar de mis incertidumbres.
Hoy elegí no enojarme,
a pesar de mis angustias.
Hoy elegí no enojarme,
a pesar de ver como se desvanece
lo que con tanto esfuerzo construí.
Hoy elegí no enojarme,
no enojarme con Dios,
no enojarme con la parte que me ha tocado,
no enojarme con los demás.
No quiero buscar culpables
para luego tener con quienes enojarme.
En estos últimos tiempos
he visto tanto dolor y sufrimiento a mi alrededor,
he comprobado lo frágil y efímera que es la vida,
que ya no me interesa enojarme.
Muy por el contrario
quiero celebrarla cotidianamente,
y a pesar de tantos males.
Es una forma de resistir tanta adversidad.
No tengo tiempo para enojarme.
Hay tanto por mejorar...
Celebraré que aun estoy vivo!
y que están vivos muchos
de los que amo y me aman.
Celebraré que estoy vivo
y aun tengo salud y fuerzas
para volver a construir lo destruido.
Celebraré todos las alegrías que me esperan,
todos los abrazos que volveré a dar,
todas las mesas repletas de amigos
en la que volveremos a compartir
la uva y el pan .
Una mesa repleta de afectos
en la que brindaremos por nosotros
y por los que ya no están,
celebrando los recuerdos
y el amor que nos dejaron.
No tengo tiempo para enojarme
pensando que no es justo lo que me pasa.
Hay tanto por hacer, hay tanto por resolver,
hay tanto por soñar, hay tantos a quienes consolar.
Hay tantos a quienes acompañar,
hay tantos a quienes agradecer.
No tengo tiempo para enojarme.
Solo tengo tiempo para volver a empezar
todas la veces que sean necesarias.
Me haré tiempo para no pensar todo el tiempo en mi
y ver que está pasando un poco más allá...