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 Por Gerardo Álvarez

Con Atilio Cavestri, padre de sus dos hijos, fundador del Cuarteto América y también reconocido pianista, «devenido en un afamado intérprete del

acordeón» que, como recordara Perisset, «en 1947 fue consagrado por Radio Internacional de Nueva York como el tercer acordeonista del mundo, escoltando nada menos que a Ivette Horner y a Myron Floren». Nobleza relató también que «…ese momento no era para vivir del piano… era la época de las orquestas características, de Feliciano Brunelli… era el auge del acordeón».

A partir de entonces, Atilio y Nobleza comenzaron a presentarse en diversas emisoras radiales de Rosario, y sus nombres alcanzaron una inesperada fama que se tradujo en permanentes contrataciones, que los llevaron a realizaron giras por todo el país y sus primeras grabaciones. Y también, según acotara Martín Perisset,

«Nobleza recibía cada semana decenas de cartas de admiradores, quienes le solicitaban su foto autografiada. Un buen día, la pareja viajó a la Capital Federal. Salieron a pasear y de pronto pasaron frente al edificio de Radio Belgrano. Atilio le dijo: “¿querés que entremos a dar una prueba? Pero no digamos que somos profesionales...”, haciendo referencia a que ya actuaban en las radios rosarinas. Y entraron. Alguien los atendió. “El director artístico no está en ese momento”, les dijo. Cavestri lo lamentó, pero insistió. “Mire, no somos de acá. Queremos dar una prueba... ¿Podemos dejar algo grabado?” “Bueno, graben. Yo se la hago escuchar al Director”. Interpretaron “Verde Luna” y “Nuestro Concierto”, canciones que estaban en boga en ese entonces. Cuando salieron, Atilio le dijo a Nobleza: “.Nos hizo el verso como yo lo hago en Rosario”. Pero no pasaron ni ocho días cuando los llamaron para que prepararan el repertorio y los arreglos para veinte músicos. ¡Nobleza quedaba contratada por tres meses! “Fue la emoción más grande”, recuerda Nobleza, “¡cantar junto a la Orquesta Estable de Domingo Marafiotti!... En el primer ensayo hice “Abrázame así” (el bolero de Mario Clavel). Cuando terminé de cantar, se pararon todos los músicos de la orquesta y me aplaudieron.” En la radio, antes, se cantaba en vivo. No había (o había muy pocos) discos. Todos eran números en vivo. En Radio Belgrano, por ejemplo, cuando ella terminaba su presentación seguía Roberto Yanés y luego Fetiche. “Creo que era brasilera”, dice como al pasar, y prosigue: “en ese entonces empezaba la televisión. Eran los comienzos de los '60ۚ».

Quien esto escribe, cuando se desempeñaba como profesor de la Escuela José Hernández de Carcarañá tuvo ocasión de presenciar una presentación de Cavestri, al frente de una virtual sinfónica de acordeones, con la actuación de Nobleza Cassini, en un «baile de los casados» que organizó su Cooperadora, de la que era directivo, por lo que colaboró en la atención de la boletería. Fue en la Sociedad Italiana, cuando concluía la década de los sesenta, y de esa noche sólo tiene presente, en lo que respecta a la actuación en sí, el numeroso acompañamiento de acordeonistas y que Nobleza, luciendo un entallado palazzo plateado, cantó con una pandereta en la mano la Balada para un loco de Ferrer y Piazzolla…Pero además tiene presente que cuando Cavestri arrancó

con el primer tema bailable, la pareja que de inmediato salió a la pista fue, tal como ocurría en el Carcarañá de entonces, la conformada por la ya legendaria Antonia Romeu, que tantas veces había oficiado de madrina de conscriptos en innumerables reuniones bailables auspiciadas por sucesivas clases de muchachos del entonces pueblo, abrasada a su animoso marido, el profesor de baile Buffa…

Nobleza confió a Martín Perisset que durante el gobierno militar de Onganía, no sólo en Buenos Aires sino también en Rosario, «se terminaron todos los números vivos. Se perdieron muchos espacios para el arte. Nos dijeron que era una cuestión presupuestaria pero… Mi marido quedó como pianista, pero lo pasaron a Radio Nacional».

Después de sus presentaciones por LR3, fue convocada por la compañía grabadora Music Hall para realizar un disco con temas del folklore paraguayo, editado luego en el Japón, siendo acompañada por su talentoso sobrino el pianista Lito Escarso. Además, junto a su esposo conformaron el Cuarteto Vocal Los Ramblers, donde Nobleza era escoltada por tres muchachos que realizaban las armonizaciones vocales, con quienes se presentaron, durante un par de años, especialmente en las confiterías céntricas.

Durante la década de los setenta Nobleza siguió cantando, y en mitad de las presentaciones de la orquesta de Cavestri incluía un show como solista, interpretando temas como Granada, O´sole mío o Brava. Siempre acompañada por Cavestri y sus músicos, en la década de los ochenta realizaron muchas presentaciones, especialmente por LRA5 Radio Nacional Rosario, hasta que cuando finalizaba la misma se enfermó su esposo, que dejó de actuar en público y poco después falleció.

La muy atractiva nota de Perisset la interrogó respecto de si «se podía vivir de la música hoy» y ella respondió:

«– Es muy difícil... No hay espacios hoy. No hay lugares donde actuar... Antes cantábamos dos veces por semana en la radio. ¿Ahora cómo te escuchan? Si de casualidad te pueden pasan un tema por la radio... – ¿Cómo ve la cultura en general? – Muchas cosas me dan lástima... Escuchar por ejemplo que para los festejos del Día de la Creación de la Bandera trajeron a Fito Páez, que es un buen compositor pero que como cantante es malo, me da lástima. Aunque cante rock, pero que cante bien... ¿Cómo nos va a representar ante el mundo un cantante así? – ¿Quiénes cantan bien? ¿Quiénes le gustan? – De los nuestros, Raúl Lavié, Juan Carlos Baglietto... De los extranjeros, el que me gustaba era Freddie Mercury: cantaba de todo y bien.... Pero que suba un payaso a hacer pantomimas, no (lo vuelve a traer a Fito)... De las mujeres me gustan Mercedes Sosa y una cantante rosarina, Graciela Rey. – ¿Alguna vez dejó de cantar? – Cuando quedé viuda abandoné todas las actividades musicales... Imaginate que estuve toda una vida cantando junto a mi esposo: era difícil hacerlo sin él. Tiempo después comencé a dictar otra vez clases de canto, piano y acordeón. Allí aparece Germán Becker. Tenía 11 años. Primero estudió piano, después sumó clases de canto, y por último me pidió que le enseñara a acompañar con el piano. Era gracioso, porque al final era él quien me venía a tomar las lecciones a mí; y de esa forma me fui soltando otra vez. Un día vino y me dijo: “el miércoles a las 17 horas grabamos”. ¡Había reservado turno en el estudio de grabación! Eso fue lo que hizo que me entusiasmara otra vez. Esto ocurrió en el mes de diciembre de 1999. Empezamos a grabar y fue un tema tras otro. Se acumularon tantas

canciones, que a Germán se le ocurrió producirme un nuevo disco: entonces seleccionamos los mejores temas y así nació “Volver”, un CD que se editó en mayo de 2003. Ya habían pasado veintitrés años de la última vez que había grabado algo...».

La última actuación de Nobleza en Carcarañá., acompañada por Gustavo Becker, se concretó el 26 de octubre de 2003 en el Museo de la Ciudad, al inaugurarse la muestra El 2 x 4 en la Ciudad, en la que se expusieron testimonios personales de Nobleza, quien además interpretó algunos temas acompañada por el Cuarteto Arolas, conformado por Héctor Quito Montes, bandoneón, Amalio Rivadero, guitarra, Víctor Yair y René Mariani en piano, al que se sumó en varias ocasiones Pablo Santi, violín, siendo sus cantores Telso Grazioli y Cachito Veloso.