Evangelio según San Lucas 1,26-38.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Las bodas del Cordero
«Madre de todos los que viven» (Gn 3,20)
«Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, arreglada como una novia que se adorna para su esposo» (Ap 21,2). Así como el mismo Cristo bajó del cielo a la tierra, también su esposa, la santa Iglesia, tiene su origen en el cielo; nacida de la gracia de Dios bajó con el mismo Hijo de Dios y le está indisolublemente unida. Está construida con piedras vivas (1P 2,5); y su piedra fundamental se puso (Ef 2,20) cuando el Verbo de Dios asumió la naturaleza humana en el seno de la Virgen. En aquel instante se entrelazaron entre el alma del Hijo divino y el alma de su madre virginal el más íntimo lazo de unión, al que damos el nombre de nupcial.
Escondida del mundo entero, la Jerusalén celestial había bajado a la tierra. De esta primera unión nupcial nacerían todas las piedras que se irían uniendo a la poderosa construcción, todas las almas que la gracia haría despertar a la vida. Así la madre esposa llegaría a ser la madre de todos los rescatados.