Dame la herencia
1) Escucharlo: En este tiempo me está tocando dar clases en el colegio, con chicos adolescentes, y comprendí algo “les cuesta escuchar”, un tema que gira también hoy en

nuestra sociedad. Es algo que también puede aparecer en vos, porque no estás escuchando y crees que te la sabes todas. Aprende a escuchar y fíjate bien lo que te están diciendo, porque si siguen diciéndote lo mismo, capaz que no estás construyendo por un buen camino. Porque cuando uno no escucha, su vida se reduce a murmuraciones. Sé que hay cosas que no querés escuchar porque sabes que te duelen, pero hay que escucharlas. Es preferible que te duela un día lo que te digan, a una vida entera.

2) Los hijos: Vemos las dos actitudes que vos y yo podemos tener. Por un lado, el creer que todo lo logras por vos y que la vida es solo disfrute, fiesta, éxito. Pero el tiempo te enseña que cuando te quedas sin dinero y sin éxitos puede que también te quedes sin amigos y sin sustentos. Porque cuando tenés plata y una vida casi exitosa todo el mundo está, pero en el fracaso y en los momentos de sequedad económica, no muchos están, incluso los familiares. Pero está el caso del hijo mayor, cuando haces cosas por conveniencia pero más que nada buscas compararte con otros y estás siempre con una actitud soberbia. Ambas actitudes, la del hijo mayor y del hijo menor, las vamos a pasar, pero es necesario enfrentarlas.

3) El Padre: Es la actitud de Dios en tu vida y en la mía, porque nos toca la situación de enfrentar a la vida con nuestros errores. Pero siempre tendremos una oportunidad de cambiar y arrepentirnos. Siempre Dios te dará ese momento para que puedas darte cuenta de que en esta vida todo tiene un límite y un tiempo. Dios está a la espera y al perdón, pero el tiempo siempre aparece: acordate que nunca ví en una terapia intensiva un ateo, porque hasta el más ateo te dice “no soy creyente, pero dame la bendición porque tengo miedo a morir”. Date el tiempo de revisar tu vida porque lo único seguro es que vamos a morir, pero si sos creyente te recuerdo que “siempre vas a vivir”. Algo bueno está por venir.