1) Cuidado: Aprende a cuidarte y fijarte bien a quién abres tu corazón. Ser prudente es esencial para nosotros y nuestro camino de santidad. La vida

desde la presencia es más cautelosa, pero más necesaria. Por eso, cuida tu pruencia. Aprende a fijarte con quién compartes y recuerda que la traición viene de los cercanos más que de los lejanos.

2) Arrepiente: Recuerda que perdonar es un proceso interno y es parte del camino que uno hace en su madurez. Fíjate que no serás feliz cuando tengas éxito, sino que tendrás éxito cuando seas feliz.

3) Perdonar: Perdonar no es lo mismo que reconciliar, uno refiere a un trabajo interno y el otro refiere a un trabajo externo. Aprende a controlar tus momentos y, por sobre todo, tus sentimientos. Perdonar es saber tener el don de soltar “per don ar” es saber tener el don de perder. Algo bueno está por venir.

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