🌞 ¡Buen día, Jesús! Buen día, comunidad.
Se viene un domingo hermoso, ideal para disfrutar de la cancha, de las celebraciones en la comunidad y de la Palabra.
Hoy el Evangelio de Lucas nos pone frente a una pregunta incómoda: ¿vivimos solo para nosotros o también para los demás?
Porque no se trata de que “hay que sufrir acá para gozar después”, como si la fe fuera un calmante para no reclamar justicia. No. El mensaje va más profundo.
El hombre rico del que habla Lucas no fue reprochado por tener bienes, sino por no haber visto a Lázaro en su puerta. Por pasar de largo ante el dolor, la necesidad, el sufrimiento.
Ese egoísmo tan de moda —pensar que lo mío es mío, me lo merezco y no tengo nada que ver con los demás— nos lleva a perder el sentido de la vida.
Los bienes materiales son buenos y necesarios: está bien disfrutar, viajar, tener un auto, una casa linda. El problema es la indiferencia. El problema es que pocos acumulen tanto mientras muchos carecen de lo necesario, y esa desigualdad tantas veces nace de la injusticia.
🙏 Que este domingo sea ocasión para dar gracias por lo que tenemos y, sobre todo, para abrir el corazón.
Que podamos compartir con generosidad, para que todos vivan con más dignidad y más humanidad.