
“Cuando os veáis despreciados, haced como el martín pescador que construye su nido en los mástiles de las naves; es decir, levantaos de la
tierra, elevaos con el pensamiento y con el corazón hacia Dios, que es el único que os puede consolar y daros fuerza para sobrellevar santamente la prueba” (VVN, 48).




































